sábado, 28 de mayo de 2011

Dulce libro, libro dulce


      En mi percepción madrileña, ninguna primavera lo es, completa, hasta que no se anuncia, en el Paseo de Coches del Parque del Retiro, la cita anual de la Feria del Libro, que este año alcanza su 70º edición, con Alemania como país invitado.
      Mezclarse entre ese bullicio resulta ya en sí mismo contagioso, y el efecto de la megafonía, que a cada instante interrumpe su fondo musical para anunciar los nombres de los autores que en ese momento firman su obra en alguna de las más de 300 casetas que se alinean, enfrentadas, en la larga avenida arbolada, constituye todo un ceremonial de lúdica exultancia.
     Este año, en lo que hace al capítulo de novedosos ensayos gastronómicos, en mi apreciación personal no cabe hablar de grandes reclamos. Sí abundan, como siempre, los recetarios de firmas más o menos reconocidas, e igualmente los esfuerzos de edición de gran alarde gráfico y estético; pero textos de investigación, o de divulgación, de mayor enjundia no me ha sido dado hallarlos, de momento.
      Lo que sí he encontrado, aunque no en el propio recinto ferial sino en un lugar aledaño bien próximo, en el número 63 de la vecina calle de Narváez, es todo un goloso escaparate soberbiamente compuesto con creaciones magistrales de pastelería y bombonería, algunas de las cuales aquí les traigo como mejor muestra, diseñadas todas ellas bajo la dulce inspiración del mundo del libro. José Fernández, el artesano pastelero propietario del obrador “Nunos”, que ya cuenta en su haber con numerosos premios y reconocimientos por la calidad y originalidad de sus creaciones, ha tenido esta feliz idea, que desde aquí aplaudimos, de ofertar su personal homenaje al mundo del libro, en su quincena grande madrileña. Está claro que, de una u otra forma, nuestro paseo primaveral no concluirá sin que de él nos llevemos un libro, bien  sea a la bolsa...o a la boca.





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