Álvaro Cunqueiro |
Ya saben que recorremos el año “cunqueirano” por excelencia, este 2011 en el que, el pasado 28 de febrero, conmemoramos en 30 aniversario del fallecimiento del gran escritor mindoniense, y el venidero 22 de diciembre se cumplirá el centenario de su nacimiento. Con tal motivo -aunque cualquier excusa (si esta doble concurrencia no fuera en sí mismo tan significativa) es buena, oportuna y bienvenida- me gusta muy particularmente, como ya prometí en su día, hacerle sitio en los contenidos de este blog a esa memoria honrosa de don Álvaro, y más aún, y mejor, al muestrario de sus escritos, siempre extraordinarios de agudeza y de excelso dominio, magistral, del idioma. Por todo ello, dada la situación en la que estamos de gozosas vísperas de la gran fiesta lúdico-gastronómica de Lugo, su celebérrimo San Froilán (del 4 al 12 de octubre es la gran cita), traigo hoy aquí este “entresacado” de una de sus magistrales charlas radiofónicas, que durante muchos años regaló Cunqueiro a la audiencia de Radio Nacional de España en A Coruña. La charla en concreto fue emitida en día 5 de octubre de 1979, en el espacio que por entonces titulaba “Andar y ver por Galicia”. De él entresacamos ahora los siguientes párrafos:
Hoy están de de fiesta y ferias en Lugo, que es el San Froilán, y los lugueses más propios viajan de todos los rincones de la provincia a la urbe, que ya ha cumplido sus dos mil años, desde el día en que las legiones de Roma, al final de las guerras cántabras, establecieron su campamento en este espolón de la penillanura sobre el Miño. Tres o cuatro siglos más tarde fue amurallada, y conviene decirlo, ahora que ha comenzado en todo el litoral gallego el marisqueo, que fueron muchas las toneladas de conchas de ostra que se utilizaron en la fabricación del mortero para la construcción de las murallas. Ya hay que suponer, naturalmente, que las conchas iban vacías, y los constructores se habían comido antes la sabrosa y fresca ostra. Y ya que hablamos de comer, digamos que no hay froilante que no coma el pulpo. Es cosa obligada…()...
…Hay el testimonio de un viajero francés que por allá los años veinte, el señor Mabille de Poncheville, que hizo a pie el camino de Santiago, y paseando por las murallas vio a unas mujeres vestidas de negro que hacían enormes fuegos debajo de grandes calderas, y se creyó el francés que aquéllas eran brujas en la preparación de un aquelarre, y hubo que explicarle que eran las pulpeiras en la víspera de San Froilán…()…
… Durante varios años yo hice siempre, en una casa de comidas al lado mismo de la feria, el mismo almuerzo: pulpo y perdices a la cazadora, y un vino de Belesar que allí tenían lo bebía servido con ambos platos…()…
…Antes, a lo largo de San Froilán, había un día muy hermoso, que era el domingo más próximo a la fiesta, creo, llamado “domingo das mozas”. Era el día en el que acudían a la ciudad todas las muchachas de las aldeas y villas vecinas a Lugo, y para la femenina mocedad era la fiesta de cantar y de bailar. Ignoro cómo va ahora eso del “domingo das mozas”, pero si yo rigiese en Lugo no la dejaría perder. Hace años, yo he conseguido que en la antigua Porta Miña, la Puerta del Carmen, fuese colocada una lápida que recordase que en el año mil doscientos y pico, entró por ella, enamorado, el trovador don Fernando Esquío, viniendo de Santiago. Lo contó el trovador en una bella canción, en la que decía cómo Amor lo condujo, lo adugo, de Santiago a Lugo. Me pregunto si no sería porque se había enamorado de una moza del “domingo das mozas”, de una de esas mozas luguesas de tan blanca piel, tantas veces los ojos claros, y la sonrisa como una raiola de sol en los labios…()…
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