martes, 30 de agosto de 2011

Vendimia 2011


      Con casi dos semanas de adelanto sobre el calendario previsto, bien puede decirse que este año la vendimia ha sorprendido a muchos viticultores “en la playa”. Pero bien contentos que andan, porque el panorama no puede ser más optimista: buena uva -magnífica, en lo saludable, que es dato esencial- y con abundancia de cosecha en la inmensa mayoría de las zonas de nuestro país.
      Sí señor, puede anticiparse sin grave riesgo que las tarjetas de añada señalarán con prodigalidad un “excelente” para la calificación de la cosecha 2011 en muchas de las Denominaciones de Origen. Los métodos de cultivo y de cuidado de la viña han avanzado muy notablemente en los últimos años; los controles y seguimiento de evolución de la maduración del grano en cada finca es ya, por exhaustivo, casi diario, y la actuación fitosanitaria constante y permanente. Casi podríamos decir, sin pasarnos demasiado, que cada racimo tiene su “ficha”. Todo, en el proceso de elaboración del preciado y noble vino, se controla, y hasta se anticipa y ataja, al mínimo detalle…menos lo que no puede aún ser, y está fuera de alcance: la climatología, que es, al fin, el sancta sanctorum de la cuestión, como siempre y desde siempre, desde el mismísimo Noé. Pero este año se ha portado, vaya que sí, tal vez en generoso rasgo de piedad y consideración por la aguda crisis que padecemos; y así fue que se produjo, como de diseño, un proceso de maduración lento -como le conviene a la uva- en ciclos que ni un ordenador sabio habría programado mejor: primavera larga, con un final de junio y primera quincena de julio arrebatado de calor; luego, la brusca moderación de la segunda mitad de julio y primer tramo de agosto; para, finalmente -etapa clave decisiva-, un cierre de agosto pleno de sol. El grado alcohólico de los granos advertía de la bonanza -casi 13º en el albariño-, y no hubo más remedio, con alborozo, que disponer de urgencia el adelanto de la recogida…¡Todos a la viña!.
      Para toda España, la horquilla de previsión que se baraja es la de lograr entre 40 o 41 millones de hectolitros, más o menos la misma cantidad que en 2010, aunque con una substancial mejoría en cuanto a la calidad. En el reparto por zonas, Castilla-La Mancha (que sigue arrancando viñedo, de acuerdo a las directrices de la UE) mantiene su claro liderazgo, acaparando más de la mitad de la cosecha, con casi 23 millones de hectólitros. A notable distancia le sigue Cataluña (3,09 millones de hl.), la Comunidad Valenciana (2,22), La Rioja (2,12), Castilla-León (1,36), Andalucía (1,32), Aragón (1,30), Galicia (904.800 hectólitros), Navarra (710.000) y Murcia (675.000) (de Extremadura, Canarias y Baleares no disponemos de sus datos de estimación, aunque son significativamente menores).




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