sábado, 2 de octubre de 2010

A modo de Presentación

Sea usted, amigo/a internauta, bienvenido/a a este humilde Blog, que quiere ser mi tarjeta de presentación, ventana  al mundo de las inquietudes periodístico-divulgativas que me animan desde hace tantísimos años.

¿Qué cuántos años?... Pues casi toda una vida. Sí, porque me hice periodista muy joven; de hecho, no recuerdo haber sentido otra vocación que ésta, de escribir y de contar, desde mi más tierna infancia. Etapa feliz, felicísima, aquella de la niñez y de la primera juventud, que pasé en la hermosa villa gallega que me vio nacer: Santa Marta de Ortigueira -¡oiga, todo un título!- en lo más al norte de la provincia española de A Coruña, a donde sigo acudiendo con toda la frecuencia que me es posible. De hecho, esto que ahora escribo lo hago desde allí, asomado, en una brumosa mañana otoñal preñada de sugerencia, al horizonte próximo de la ría, que es, como bien sabes, una suerte fantástica de filigrana del mar que se adentra, sinuosa y ondulante, inundando un ancho valle, tierra adentro.

Pero he dicho que me hice periodista, y eso, en mi tiempo, sólo podía materializarse en Madrid. Y allá que me fui, a la gran capital, en 1973, para matricularme en la tercera promoción de la entonces novedosa Facultad de Ciencias de la Información. Y tuve -véase qué paradoja- la suerte de no disponer de medios económicos para sostener allí ni mis estudios ni mi estancia, así que desde el primer momento me las tuve que buscar para sobrevivir. Con la impagable ayuda de un buen amigo, paisano y hasta lejano pariente, que me brindó su generosa y esencial tutela, ya estaba trabajando, tan sólo cuatro meses después, en el proyecto naciente de una revista de una compañía de seguros. Y apenas un año más tarde, por el mismo engarce de influencia, me vi colaborando en Televisión Española, y también, poco después, en Radio Nacional, simultáneamente. A partir de ahí, es verdad, las cosas se me pusieron muy de cara, al proponerme RNE ingresar como personal fijo de su plantilla. Treinta y tres años, nada menos, son los que pasé en la radio pública española, todos ellos productivos, enriquecedores y felices. Allí hice de todo: reporterismo, primero, dirección y presentación de programas, después, edición de informativos…el catálogo completo. Hasta que, en 2007, el famoso y controvertido ERE me situó en disposición de “pre-jubilado” en la que hoy me hallo. Para mí, a qué engañaros, fue una bendición divina, ya que tenía claro que, como tan bien enunció el tal Peter en su recurrente “Principio”, hacía bastante tiempo ya que había alcanzado el “nivel máximo” de mi incompetencia en aquella Casa. Así que, liberado de un quehacer que ya tenía muy ensayado, y a una edad todavía lúcida y productiva, me encontré en mi casa, razonablemente bien pertrechado en lo económico, que es esencial, y con muchísimas ganas de encarar otros afanes. Me puse a escribir una novela, que vio la luz el año pasado, editada a mi costa, y cuya corta edición logré vender en apenas tres meses. Se trata, sepa usted, y perdóneseme el inciso inmodesto (aunque en mi libérrima situación actual, aclaremos, puedo permitirme ser modesto, o inmodesto, según mejor me plazca), de un relato bastante ingenioso en su trama, preñado de humor, y razonablemente bien escrito, que he titulado “Destellos de Hollín”. Y ahora estoy escribiendo la segunda, que también promete buenas dosis de ingenio y humor, o eso espero yo. En fin, que tal es lo que ahora me ocupa, en lo que se van mis largas horas de reconfortante ociosidad.

Y hete ahí que, entre página y página literaria, doy cauce de atención, ahora en este soporte, a otra de mis devociones más antiguas; la gastronomía. Un tema en el que empecé a interesarme hace muchísimos años, en particular en su faceta más divulgativa: la intrahistoria de los productos, de los platos, de los grandes cocineros, de los mil episodios anecdóticos que jalonan la Historia. Y de eso va, principalmente, este blog, que quiere ser un lugar de encuentro para personas como yo, ratas de biblioteca, maniáticos de la documentación, que gusten de leer mis escritos, y de comentarlos luego, aportando en cada caso, si es factible, los datos y matices que vengan a enriquecerlos con nuevas propuestas de contrastada solvencia.

La divulgación culinaria, pues, será contenido esencial de este bloguero guiso, aunque no ingrediente exclusivo -ya advierto- porque al paso del tiempo verá el lector derivar el tal guiso a menestra, incluyendo trabajos, de muy variado pelaje, de divulgación histórica general. Me encanta la concurrencia de las Efemérides, y se ha de ver así, al paso de los números, que ello me interesa también sobremanera. En fin, que sabe el Cielo cómo y en qué derivará todo esto. Tal es, por otra parte, la más sugestiva posibilidad que a todos nos ofrece esta mágica ventana al mundo que es internet. Cordialísimos saludos, pues, …e infinitas gracias, si es el caso, por haber llegado en tu lectura hasta aquí.

3 comentarios:

  1. Buena suerte en tu nuevo proyecto, el tema es de muchísimo interés para todos los que como también yo estamos enamorados de la gastronomía y enología. Otra vez buena suerte.
    Jose Carlos

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  2. Enhorabuena por tu inmersión en el mundo on-line. Te deseo mucha suerte con este nuevo proyecto.

    Isabel.

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  3. irene Fernández5 de mayo de 2011, 12:56

    Me parece excelente todo lo que dice y cuenta Manolo Méndez, todo en si esta tan bien mezclado y sazonado, que dan ganas de comerse todo, porque evidentemente se digiere muy bien,sin ardores ni resacas, y dan ganas una y otra vez de volver a comer.!Excelente, simplemente...!

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