viernes, 28 de septiembre de 2012

Gracias... cien mil gracias


      100.000 visitas… ¡Qué cifra fantástica!... Sinceramente inimaginable cuando esta tan gratificante aventura cibernética arrancó, aquel 2 de octubre de 2010. En menos de dos años (porque, a fuer de precisos, quedan aún algunas fechas para que la efeméride redondee su cumplimiento) hemos alcanzado ese sueño de tan soberbia y desmesurada redondez. Bien sé, claro está, que cien mil visitas no pueden traducirse por cien mil visitantes distintos. Ni mucho menos. De sobra sé de algunos amigos próximos, y familiares, que visitan el blog dos, y hasta tres, veces a la semana. Pero, bueno, aún “ajustando” en lo que convenga tales casos, de cara a una estimación verosímil, la pluralidad de visitantes conforma, a mi entender, todo un universo de extraordinaria diversidad. Vean, si no, la tabla siguiente, del reparto de “entradas” por países, y convendrán conmigo en la sorprendente magnitud del fenómeno de acogida que este blog ha tenido.



      Mi agradecimiento a todos por tan fabulosa acogida difícilmente puede expresarse. Realmente me siento anonadado, y bien quisiera que, en justa correspondencia, el flujo de nuevas entradas no se viera tan decaído como hoy, lamentablemente, se ve; aunque muchos saben ya que la causa no es, ni mucho menos, desidia sino más bien imponderable deriva de la circunstancia que impone mi precaria salud. En esa lucha estoy y me muevo a cada hora del día: atender los requisitos (múltiples) que la terapia requiere; afrontar los efectos secundarios diferidos; y mantener el mejor ánimo posible para que todo ello no mengue en exceso el discurrir -aparente al menos- de una vida normal. En la medida de lo posible, en todo caso, prometo volver muy pronto, con renovada fuerza, a ofreceros una cadencia razonable de edición de novedades. De hecho, estoy ahora mismo trabajando casi simultáneamente, en cuatro nuevas “historietas” gastronómicas, que confío poder presentaros muy pronto. Con todo ello estoy seguro de que vuestro importante y abrumador apoyo no me ha de faltar en este blog.
      Como bien sabéis, en realidad el crecimiento de ese negro y mágico casillero contable es sólo cuestión de “orgullo personal”; nada crematístico o materialmente rentable se deriva de su mayor, o menor, incremento. Pero sí puedo deciros que la costumbre de ojearlo de urgencia cada mañana ha derivado en liturgia obligada del arranque de cada día, y también de última anotación de cierre en la noche. ¡Hay que ver cuántas cosas ciertamente pequeñas logran agigantarse en la vida de cada uno! Yo, y el de hoy es un buen día para confesarlo, me he vuelto, lo reconozco, “dependiente” de ese contador… Y hasta conmigo mismo me he conjurado en que he de verlo alcanzar los 200.000. No os digo más: Si podéis, ayudadme… Y, por supuesto que sí, como siempre: buen provecho ... y reiteradas gracias.



2 comentarios:

  1. Y 400.000. Una de tus cualidades es el tesón.
    Un abrazo
    Pepa Terrón

    ResponderEliminar
  2. Por supuesto que te ayudaremos ¡¡¡
    Un saludo de una ferrolana.
    Sonia

    ResponderEliminar