Cristóbal Colón |
Americo Vespucio |
Y en lo que hace a lo gastronómico. Vamos a ello ya. En general es opinión común y extendida que de América nos llegaron un montón de nuevos productos, que hoy son esenciales y básicos en nuestra despensa y en la de todo el mundo. Y es muy cierto: el catálogo de novedades que de allá vinieron es amplísimo. Sin afán de agotarlo, anotemos las patatas, el maíz, los tomates y los pimientos, las alubias, el cacao, las judías verdes, calabazas… La aportación americana a la despensa europea supuso una auténtica revolución gastronómica; nadie podrá negarlo. Pero, cuidado, el intercambio no fue sólo unidireccional. Incluso pudiera ser que resultara equilibrado. Porque de Europa al Nuevo Mundo viajaron también un montón de productos novedosos –incluso algunos de ellos se arraigaron allí tan bien y tan pronto, que hoy muchos los creen originarios de aquellas tierras, y no lo son.
Pongamos por caso, el café, del que ya conocíamos en España, por los árabes, muchos años antes del Descubrimiento. O el azúcar, que también viajó hacia allá, igual que hicieron los plátanos. En capítulo de huerta, la aportación europea no fue ni mucho menos menor, anoten: trigo, zanahorias, lechuga, garbanzos, cebollas, berenjenas, pepinos, aceitunas, uvas… todo eso llegó a América en barcos europeos, españoles los más.
Pongamos por caso, el café, del que ya conocíamos en España, por los árabes, muchos años antes del Descubrimiento. O el azúcar, que también viajó hacia allá, igual que hicieron los plátanos. En capítulo de huerta, la aportación europea no fue ni mucho menos menor, anoten: trigo, zanahorias, lechuga, garbanzos, cebollas, berenjenas, pepinos, aceitunas, uvas… todo eso llegó a América en barcos europeos, españoles los más.
Y qué decir del capítulo de las carnes. En ese campo, la aportación europea fue abrumadoramente mayoritaria: a cambio de vacas, ovejas, cabras, gallinas, caballos y cerdos… que de nada de eso había en la otra orilla, casi sólo recibimos orondos pavos. Así pues, dejémoslo en un “a pachas”, y buen provecho.
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